No Name Kitchen (Cocina sin nombre) es una asociación que lleva un lustro de existencia. Se fundó en Belgrado, en el curso de una crisis humanitaria.
Además de la ciudad en la que se fundó, actualmente actçua en Ceuta, Ventimiglia y Serbia; en este último páis en las localidades de Sid (frontera con Croacia) y SubótiKa (frontera con Hungría).
Nos relatan la vida y peripecias de NNK Benilde Gabarre y Luis Alonso, colaboradores ambos de la asociación. Presentando un video comienza el acto.
"Hola. Soy Bruno. Soy de Gijón y os voy a comentar cómo con tres ollas se puede cambiar la vida de la gente". Así comienza el documental- testimonio que inicia el acto, al que sigue el relato de su experiencia, en 2017, en Belgrado. Experiencia tan intensa que, fundaron la asociación y no volvió a su rutina laboral. A pesar de la destrucción del área en la que esos protagonistas a la fuerza de esta crisis humanitaria subsistían, siguieron adelante.
Nos narra la muerte de Marina y Said, los tratos de la policía serbia, el dolor y la desesperanza. Termina el documental Bruno, dejando con un nudo en la garganta a los asistentes y la intervención de de Benilde que nos cuenta las dificultades para atender a esos refugiados, entre las cuales sitúa la vigilancia permanente y el acoso al voluntariado.
En el segundo documental que se proyecta, son jóvenes emigrantes sirios en Grecia quienes nos relatan acerca de su vida y penurias. Todos ello deseando llegar a Serbia en un viaje de extremo peligro que denominan "el juego".
La acción discurre por bosques donde habitan monstruos, la acción nos lleva a Belgrado donde jóvenes de poco más de 20 años miran, desde su dormitorio improvisado junto al río, los edificios cercanos donde las personas duermen en camas. Aún les queda una dosis de optimismo cuando cuentan que, tras pasar (dos o tres, no están seguros) llegarán donde se proponen. "Vencer o morir; no hay otra opción", comentan.
Vallas, nieve, frío y chaquetas ligeras para cuerpos muy jóvenes. Se van sucediendo los protagonistas de incierto futuro y aún más incierto presente. Ante una indiferencia con el sufrimiento humano que hiere al espectador. Y, en ocasiones, una llamada telefónica a quienes esperan noticias a un mundo de distancia. Interrumpida por grabaciones de móviles que denuncian violencia policial, abuso del débil, inhumanidad... Muy difícil de ver pero, las circunstancias pueden cambiar para muchas gentes, no tan difíciles de sufrir.
Termina el documental. Luis y Benilde lo completan con lo que han conocido sobre el terreno, abundando en las familias arruinadas para procurarles una oportunidad a todos esos jóvenes, siempre hombres, que tratan de dar el salto a ninguna parte.
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