Plaza Manuel Abad. 12:00 horas.Miembros del concejo oscense y simpatizantes y activistas culturales del CRMAHU se han dado cita esta mañana dominical para descubrir la placa que da nombre a la plaza sita junto a casa Amparo.
Dicha plaza homenajea la figura de Manolín Abad y sus compañeros, precursores en el intento de traer a España la revolución liberal.
Han tomado la palabra tanto el concejal Ramón Lasaosa como el presidente del CRMAHU, Carlos Escartín.
Intervención Ramón Lasaosa, concejal ayuntamiento de Huesca.
En el 1848 una serie de
movimientos revolucionarios recorrieron Europa, desde Francia a
Hungría, pasando por Alemania o Italia. Fueron levantamientos frente
al absolutismo que negaba derechos y libertades a gran parte de la
sociedad y que imperaba en el continente. Una oleada a favor de la
libertad que se conoció “la primavera de los pueblos” y que
algunos definieron como “el año más glorioso del siglo” y que
Castelar recordaba como un “hermoso canto de libertad, que había
despertado a tantos pueblos dormidos, que había sonreído a tantas
almas apagadas”.
En
la España de Isabel II, bajo el gobierno de Narváez surgieron
tímidos movimientos revolucionarios que bajo ideas republicanas
querían traer esos aires de libertad y progreso también a España.
En
Huesca, la primavera llegó en otoño. Manuel Abad y sus compañeros
de Ejea, de Sádaba, de Borja… llegaron hasta Huesca en los últimos
días de octubre bajo el grito de ¡Patria y Libertad!, poniendo en
jaque a las tropas monárquicas, hasta que estas los derrotaron en
Siétamo. Manuel Abad y 13 de sus compañeros elegidos por sorteo
fueron fusilados, 172 más deportados a Filipinas, por el gobierno de
Narváez que no respetó las estipulaciones pactadas que llevaron a
su rendición.
Esta
gesta no se olvidó en Huesca, y en 1885 se levantó en el cementerio
de las Mártires un mausoleo por suscripción popular, en el que aún
hoy, cada 1 de noviembre las corporaciones municipales de Huesca y
Ejea rinden homenaje a estos precursores de la lucha por las
libertades.
En
1887 Bernabé Morera, publicó, bajo el seudónimo de Alfredo Gómez
Pérez, un opúsculo, un pequeño poemario, titulado Huesca
por Fuera. En él
podemos leer:
Un
modesto cementerio
junto
a un pequeño santuario,
donde
se extiende el sudario
del
más profundo misterio.
La
soledad y la calma
reinan
allí; el pensamiento
busca
el puro sentimiento
que
sólo anida en el alma.
En
aquel recinto estrecho
destinado
a las plegarias,
hay
sin orden, tumbas varias
y
un panteón muy bien hecho.
Reconcentré
mi atención
en
el mausoleo aquel,
descubrí
un rótulo en él
y
creció mi admiración.
Decía:
«Manuel Abad»
en
unión de varios nombres:
eran
de otros tantos hombres
muertos
por la libertad.
¡Martirólogio
sublime
de
redentores patricios,
que
a fuerza de sacrificios
a
las naciones redime!
¡Mártires
que saben dar
por
la patria, en franca lid,
su
vida, igual en Madrid
que
en Cádiz o Villalar!
Pues
esta pobre nación
que
canta tanta victoria,
débele
su mayor gloria
al
siempre heroico Aragón.
Que
por su gran lealtad
y
su valor en la guerra,
llaman
todos a esta tierra
tierra
de la libertad.
Seres
que tan triste suerte
obtuvisteis
de la vida,
¡la
patria nunca os olvida!
Y
en vuestro lecho de muerte,
la
libertad vierte flores;
el
pueblo os nombra, os adora;
el
poeta canta, llora;
¡os
brinda la gloria amores!
Hoy,
cumpliendo un acuerdo del pleno municipal, dedicamos esta plaza a
Manuel Abad como símbolo de todos aquellos que lucharon por las
libertades, por todos los que abrieron el camino para hacer de esta
tierra una verdadera tierra de la libertad.
Si
para algunos, Manuel Abad fue el “primer cabecilla de un
levantamiento republicano en España”, hoy no podemos dejar de
recordar de una manera especial a Fermín Galán y a Ángel García
Hernández, que lucharon y murieron también por querer traer la
libertad a este país. También ellos son homenajeados cada primero
de noviembre por la corporación municipal.
Muchos
siguieron sus pasos, muchos en este país han dado su vida hasta no
hace mucho por defender la democracia y las libertades individuales
frente a la opresión, la intolerancia, el autoritarismo. No ha sido
un camino fácil y aun hoy hay que seguir luchando frente a las
amenazas que surgen de la extrema derecha y del populismo. Hay que
seguir luchando para que esta tierra siga siendo esa tierra de
libertad, donde reine la justicia y la dignidad, que ya a mediados
del siglo xix
deseaban Manuel Abad y sus compañeros.
Libertad, igualdad y
fraternidad para y con todos.
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Carlos Escartín, por su parte y en breve parlamento, agradecía la presencia y el acto. También instaba a rememorar la figura del insigne oscense en más ocasiones y a dar a conocer su gesta a las generaciones presentes y futuras.