La Fundación Fray Bartolomé de las casas y el Congreso Nacional Indígena visitan Huesca.
Como siempre en estos eventos, sobrevuela en la atmósfera cargada de dolor (pero no victimismo; pero no desesperanza) el recuerdos de personas que cayeron en este desigual combate, de hombres y mujeres que desaparecieron, de injusticias y desprotecciones que siguen vigentes.
De labios de estas tres mujeres y este hombre, sabremos de los desplazamientos forzados (porque se va a construir una carreta que traerá el progreso junto a decenas de expropiaciones, junto a desforestación y pérdida de naturaleza, de tierra, de esencia comunitaria...), sabremos del significado de "Cobro de piso", extorsión pura y dura a manos de cárteles de la droga, de los reclutamientos de menores para que combatan junto a los narcos, constituyendo carne de cañón para unos y excusa perfecta para los otros y su indisimulada hostilidad hacia los miembros de los pueblos originarios.
Nos hablarán de los megaproyectos que dividen comunidades al precio de la extinción de éstas; proyectos siempre justificados por un discutible desarrollo de las personas afectadas por los mismos. Nos hablarán del tren Maya, de la autopista a San Cristóbal, de empresas muy reconocidas expoliando acuíferos y recursos pesqueros.
Conoceremos, en el discurso de estas personas, realidades acerca de la influencia de los grupos narcos, su penetración en las comunidades, el nuevo frente que les han abierto y sus métodos de represión. Sentiremos la aculturización que les rodea, con unas necesidades artificiales que tratan de imponer a los más jóvenes, con una influencia en sus ritos y costumbres que tratan de exhibir como un producto turístico de nula autenticidad.
Y con una presidenta de México, Claudia Sheinbaum, supuestamente abanderada de la causa indígena que ha hecho lo que ya es costumbre en la clase política mejicana con respecto a estos pueblos: acercarse cada seis años a prometer soluciones que, tras el paso por las urnas, quedan en nada. "Claudia no nos representa", afirman con absoluta firmeza.
Pero junto a este retrato brutal de la realidad, también nos harán partícipes de victorias logradas, de deseos infinitos de seguir en el combate (la otra opción es perecer o asimilarse), de esperanzas de vida y de autoorganización.Casi dos horas de charla. Calmada, pero sin apenas pausas, más allá de las ocasionadas por la búsqueda mental del vocablo más certero para expresar mejor el pensamiento. Un hombre y tres mujeres, con valor y firmeza plenamente demostrados, que continuarán, en unas horas, con su gira informativa. Cosechando empatía y solidaridad.