Que impere nuestro amor contra su odio. Manifestarse contra el fascismo no es delito.

A las 20:00 horas alrededor de sesenta personas se concentran en la Plaza del Casino oscense convocados ante la reciente publicación de las sentencias condenatorias contra varios jóvenes que pueden implicar su ingreso en prisión. Entre los asistentes conocidas personas de compromiso social incuestionable en otras muchas facetas de esto que se llaman luchas transversales por el avance de la sociedad: anarquistas y anarcosindicalistas de diferentes tendencias, defensores del tren como servicio social incuestionable, luchadores contra la discriminación por razones de cualquier tipo, individuos de vinculaciones políticas nunca escondidas, gentes de afanes tricolores...

Ante tan variopinto público congregado se procede a la lectura del comunicado de CNT Huesca, en el que se manifiestan cuestiones que apuntan tanto al historial del juez que ha entendido del caso como a las contradicciones existentes entre versiones policiales y grabaciones que cámaras de seguridad.

Inciden en el desgaste emocional y personal al que han sido sometidas las personas juzgadas y denuncian que las intenciones últimas apuntan al amedrentamiento de aquellos que cuestionan o amenazan los intereses del poder.

Finaliza el comunicado mandando un recuerdo a las seis mujeres de La Suiza, en Gijón, condenadas a 25 años de cárcel por un suceso similar. Y adelantan una inmediata recogida de firmas para solicitar un indulto al gobierno. En principio, y para sustentar esta protesta, se convocará una manifestación en Zaragoza el 23de febrero.

Antes de finalizar el acto, se procede a la lectura a una carta del padre de Javitxu. Emotiva misiva que denuncia el ideario del odio al inmigrante, a la mujer, al colectivo LGTBIQA+ y a todo aquello que vaya contra ese movimiento ultra instalado en el poder y que se permite desoír la ley de memoria o utilizando la judicatura como medio de "ir por alguno", por ejemplo...

Afirma el padre de Javitxu que este es un momento difícil de digerir y solicita que se estudien con minuciosidad y rigor las sentencias, como el juez reconoce ausencia de pruebas y da por válidas las observaciones de unos testigos (los policías) que incurren en contradicciones en sede judicial.

Finaliza su carta. Y con ella el acto de esta tarde. Las últimas palabras, en forma de deseo,  que se pronuncian son impactantes: "Que impere nuestro amor contra su odio"