El acto, sobrio, conmemora la fecha infame de Huesca. Aquella en la que casi un centenar de personas fueron asesinadas en Huesca tras ser, eufemísticamente, "puestas en libertad", esto es, entregadas a los asesinos. Y ello ante la pasividad/ complicidad o temor insalvable de los vecinos de una ciudad que conserva aún el estigma cainita en su interior.
Es Toño Moliner, quien inicia el acto situándonos en el lugar que ocupamos, los aledaños de la cárcel, la estación primera del postrero viaje para las víctimas que ahora homenajeamos. Los hechos, cómo se sucedieron y los responsables de los mismos se relevan en el relato del vocal de MH del CRMAHU.
Posteriormente, seguirá la lectura de los nombres y notas biográficas de las seis mujeres represaliadas ese día, así como la lectura de los nombres de sus compañeros en la tragedia.
En el turno del micrófono libre, en encendida alocución será Carlos A. Migliaccio (historiador; miembro del CRMAHU) quien haga una encendida defensa del conocimiento de la historia como medio único de evitar el falseamiento del relato. En ese sentido homenajeará a Toño Moliner por su labor de cercanía a la gente, de integridad en el relato histórico que maneja y valor personal al atreverse a decir lo que otros callan.
Finaliza el acto el compañero del CRMAHU Jaime Jaramillo, poeta y habitante de mil y una barricadas comunes, quien pone el broche de oro declamando una de sus obras.
Para ver fotos del acto, PULSA AQUÍ
Un acto sobrio, emocionante, de justicia hacia ese grupo de personas destacadas por su implicacion en la moderenidad de este pais durante los años de la republica y anteriores, luchadores de la libertad fueron vilmente asesinados, exibidos como malechores por las calles de la ciudad y eliminada su memoria y su existencia(doblemente asesinados).
ResponderEliminarEn una poblacion de unos 15000 habitantes asesinar a casi 100 personas fue un genocidio brutal, ejemplarizante para sembrar el terror entre la gente y asi borrarles en vida y en memoria.
Pendiente queda que las autoridades locales hagan un reconocimiento publico, con un monumento en el que se rehabilite su honor y sea punto de memoria de esta Ciudad de Huesca cuya poblacion en gran medida todavia sigue viviendo bajo la sombra, el miedo, sembrado en aquellas nefastas fechas del 23 de agosto del 1936.