DÍA: MARTES, 23 de agosto
HORA: 20:00 horas
LUGAR: Plaza Concepción Arenal - HUESCA
Acto republicano, en el que recordamos y dignificamos a los
96 ciudadanos y ciudadanas asesinados por los militares sublevados y sus
cómplices en Huesca capital hace 86 años.
El día 23 de agosto de 1936, hace ochenta y seis años se produjo la mayor saca de los 545 asesinados en Huesca capital 96 ciudadanos. 90 hombres y 6 mujeres
El gobernador militar de Huesca capital era Luis Solans Lavedán
Nació en Albalate de Cinca, en Huesca. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1896, y posteriormente se diplomó en la Escuela Superior de Guerra. Participó en la Guerra del Rif, donde obtuvo sus ascensos a Teniente coronel y Coronel. En julio de 1936 estaba destinado en la Agrupación de Cazadores de la Circunscripción Oriental del Protectorado español de Marruecos. Al igual que otros oficiales de la guarnición, estaba implicado en la conspiración militar contra el gobierno de la República.
Cuando
la tarde del 17 de julio se adelantó la prevista sublevación militar de
Melilla, el coronel Soláns, al frente de un grupo de oficiales y jefes
rebeldes, ocupó el edificio de la comandancia militar donde se encontraba el
general Romerales y su Estado Mayor, la mayor parte del cual se sumó a la
sublevación. Bajo amenaza de ejecutarlo allí mismo forzaron al general a
rendirse y declinar el mando, y tanto él como quienes le acompañaban fueron
detenidos. A la una de la madrugada del 18 de julio envió a la Comandancia
militar de Las Palmas un telegrama dirigido al general Francisco Franco
anunciándole que ya eran dueños de la ciudad de Melilla.
El 20 de
Agosto de 1936 fue nombrado Gobernador Militar de Huesca.
En
diciembre de 1936 fue nombrado gobernador militar de Cádiz, tomando posesión
del cargo el 4 de enero de 1937. El 8 de enero es ascendido al rango de general
de brigada. Después se haría cargo del mando del II Cuerpo de Ejército
—posteriormente renombrado Cuerpo de Ejército de Extremadura—, unidad que
formaba parte del Ejército del Sur, y cuya zona de actuación iba desde el
límite entre las provincias de Cáceres y Badajoz hasta el río Guadalmellato y
Alcolea. Durante el resto de la contienda mantuvo esta posición, sin
intervenir en operaciones importantes hasta el final de la guerra.
Durante
la dictadura franquista se convirtió en presidente del Consejo Superior
Geográfico. También fue miembro del Consejo Nacional del Movimiento y
procurador en las Cortes franquistas por designación directa del dictador
Francisco Franco, entre 1943 y 1951. En 1945 ascendió a Teniente general.
Falleció
en Vitoria el 6 de septiembre de 1951.
Zona de enterramiento: Cementerio de la Almudena, Madrid. Primera Meseta Cuartel 126 Manzana 83 Letra C
El obispo titular de Huesca era Lino Rodrigo Ruesca (1885-1973)
Nació en Aguarón (Zaragoza) el 28 de noviembre de 1885.
Ordenado
sacerdote el 18 de julio de 1909, a los 23 años.
Nombrado Obispo de Huesca el 28 de junio de 1935.
Apoyó a la
sublevación militar. El domingo 23 de Agosto de 1936, ordenó a los sacerdotes
de las parroquias de Huesca que en todas las misas y desde los pulpitos
alentaran a sus feligreses a “REPRESALIAR” a los ciudadanos no católicos.
Lino Rodrigo Ruesca, quien pese a que Huesca estaba en manos franquistas decidió refugiarse en la parroquia de Santa Engracia, en Zaragoza a finales de agosto, "una fuga que no comprendieron muchos sacerdotes ni buena parte de la feligresía".
Muere en Huesca
el 19 de mayo de 1973 a los 87 años, después de cumplir 20 años como sacerdote
y 43 como obispo.
Zona de enterramiento: Catedral de
Huesca.
Huesca es una
ciudad tomada por las fuerzas sublevadas, cuyos mandos se niegan a evacuar a la
población civil, buscando en la misma un escudo humano ante los más que
previsibles bombardeos republicanos a una ciudad que es objetivo militar
declarado
Los oscenses están en misa cuando descargan los aviones: dos muertos, una señora que cerraba el balcón y un maestro nacional enrolado en la Cruz Roja y de servicio en el Hospital.
Antes de veinte
minutos la falange sale con su jefe a la cabeza, Acción Ciudadana desfila tras
ellos, algunos curas alientan a las masas: ¡Represalias! Es la voz
generalizada. Falange grita ¡Arriba España! Y los oscenses aún neófitos
en lo que se les avecina, contestan con vivas.
La muchedumbre está
soliviantada en una situación caótica, sin información de lo que ocurría,
dominada por un miedo intenso: sobre la ciudad se ciernen las hordas
Algunos creen que la carnicería fue en el cementerio
de la carretera Zaragoza, pero no parece que tal acontecimiento pudiera
desarrollarse allí:
Entre los asesinados había algunos vecinos de
Almudévar, Angüés o Ayerbe, detenidos tras la sublevación militar al venir a
Huesca para exigir armas con que defender al Gobierno legítimo, pero la mayoría
eran oscenses de cualquier clase social y procedencia política: Jornaleros,
panaderos, comerciantes, abogados, albañiles, maestros, médicos, empleados de
banca… también mujeres, seis al menos, entre las que se encontraban las
hermanas Rafaela y Victoria Barrabés, de 20 y 21 años, respectivamente,
detenidas por la gente de orden al no hallar en casa a sus dos hermanos
anarquistas. Y Conchita Monrás, viuda ya de Ramón Acín asesinado pocos días
antes
Obran en los
archivos de la cárcel órdenes firmadas de la Comandancia Militar para que el
director de la prisión vaya “poniendo en libertad” a las víctimas del 23 de
agosto. Documentos que, unidos al Registro Civil el hecho de que no pesara
sobre ellos ningún cargo ni delito, no fueran juzgados por tribunal alguno –el
juez de instrucción también fue asesinado, la actuación de la ambulancia 24 de
Cruz Roja en ese día, algún testimonio oral como el ofrecido y los datos de la
prensa que hablan de la virilidad ultrajada, o sea “con dos cojones” que
es como se hacen estas cosas, dan como resultado que 96 personas fueron
linchadas por auténticos carniceros, con la complicidad de los militares y la
Iglesia local. Aquel día una losa de dolor y de olvido interesado cubrió la
memoria oscense.
- Diversas fuentes -
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