Hace frío; no intenso, pero frío. Comienza, suavemente, a caer aguanieve sobre el más de medio centenar de personas que se concentran en las inmediaciones del monolito erigido en memoria de las gentes del valle asesinadas en los bombardeos acaecidos en la Bolsa de Bielsa.
Si bien, hasta ahora, el monolito recibía una programada visita anual "oficial" durante la conmemoración, todos los meses de junio, de la gesta cívico militar protagonizada por la población civil del valle y por la 43 División del Ejército Popular de la República , a partir de ahora esa visita cobrará un doble significado: se ocupará, también, de recordar y honrar la memoria de otro amante de la libertad que, si bien no cayó en esas fechas y por esas lindes, se jugó la vida infinitas veces en similares sendas buscando arrimar el hombro para construir una sociedad justa.
Su nombre es "Martín Arnal Mur" y una placa, negra y brillante, recuerda su ejemplo y su historia para generaciones presentes y venideras.
En este triste día, y ante el grupo congregado, es Camille, en nombre de la familia, la encargada de agradecer el acompañamiento de los presentes y, con entereza resaltar el ejemplo de su abuelo y leer un párrafo de uno de sus libros.
Tras ellas, diferentes intervenciones se suceden. De una amiga que enfatiza el carácter marcadamente anarquista de nuestro compañero, de la CNT de Huesca, de la Asociación La Bolsa de Bielsa (que lee unas emocionantes palabras de Victoria Trigo Bello), del CRMAHU a quien honró con su compañía en infinitas ocasiones, de un joven de acento ¿argentino, uruguayo? que recuerda que su abuelo, de origen judío, compartió jornadas bajo el peligro con Martín ...
El acto finaliza con la ejecución a la flauta dulce del himno anarcosindicalista por antonomasia. "A las barricadas" suena en la placeta del monolito acompañada por el tarareo suave de buena parte de las gentes aquí empeñadas en perpetuar la memoria del combatiente que hoy se despide.
Quizás debieran tomar nota hoy quienes pergeñan el currículo escolar asociado a la memoria histórica que pronto deberá conocer la población estudiantil, de la importancia del conocimiento de la peripecia vital de estos hombres y mujeres tan cercanos en el tiempo y en el espacio.
Que nunca más un hombre, que nunca más una mujer, que nunca más nadie en Huesca pueda decir que no sabe quienes fueron Fermín Galán o Ángel García; que nunca más en Huesca haya quien se declare desconocedor de la vida de Ramón Acín o Concha Monrás; que nadie asegure no haber oído hablar de Zeika Viñuales y sus padres; que nadie, en definitiva, pueda pasar por las cercanías de Angüés sin recordar la omnipresencia de Martín Arnal y su compañera Ángela. Por justicia histórica.
¡Que la tierra te sea leve, Martín! Siempre en nuestros corazones.
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