Cuando llegas a Azuara, en la base de los promontorios cercanos, puedes observar una roca en el suelo que soporta una placa y un emblema consistente en una hoja de arce sobre la que se sitúa la insignia de las brigadas internacionales. Unas personas, de habla extraña para quien esto escribe, sitúan junto a la piedra una bandera roja en la que puede leerse el nombre de la brigada homenajeada: MACKENZIE PAPINEAU, un cuerpo militar en origen canadiense que llevan miembros de otras nacionalidades; entre ellos finlandeses, que serán los protagonistas de esta historia.
La cuestión es que en Azuara se concentran muchos brigadistas y el lugar pasa a ser objetivo de bombardeos desde 1937, debiendo ser evacuada la población civil; la que permanece en el lugar, harán de las cuevas próximas un entorno de vida adaptado a las circunstancias de la guerra.
Pues bien, el 9 de Marzo de 1938 vuelve a aparecer la aviación franquista en los cielos soltando su mortífera carga. Esta vez se le ha unido el fuego de la artillería concentrado sobre la localidad. Tras la preparación artillera, llega el avance de la infantería de Franco que en apenas unas horas toma la localidad de Fuendetodos y rodea Azuara.
Dos días más tarde, la infantería marroquí de Franco entra al pueblo; la resistencia es mínima debido a la superioridad aplastante de los asaltantes. Los brigadistas se retira y, para proteger la misma, son varios voluntarios finlandeses de la Brigada Internacional quienes hacen fuego desde sus posiciones en las cuevas. Finalmente se rinden pero de poco les servirá ya que son inmediatamente ejecutados junto a varios vecinos del pueblo. El tiempo concedido por estos defensores es aprovechado por sus compañeros y también por los vecinos del pueblo fieles al gobierno de la República para escapar y ponerse a salvo.
NOTA FINAL: El gobierno de Canadá, consciente de que ciudadanos de su país combatían en España en contra de las decisiones adoptadas de no intervención, negó la entrada a los brigadistas hasta enero de 1939. La Segunda Guerra Mundial hizo que algunos veteranos del Batallón reclamasen un reconocimiento oficial a su gobierno como los primeros que se enfrentaron al fascismo y al nazismo emergentes en Europa. Sin embargo jamás han sido reconocidos oficialmente.
Los organizadores, voluntarios locales junto al grupo recreacionista anfitrión ("RETAGUARDIA", de Zaragoza), deben hacer frente a los centenares de visitantes. Divididos en grupos, acceden a un lugar de trincheras en el que se les explica tanto el origen de las dos piezas de artillería que coronan el lugar y la cotidianeidad de la vida en las trincheras, cotidianeidad muy alejada del concepto épico que tantas veces hemos soportado. Suciedad extrema, hacinamiento, aburrimiento (mucho) y momentos de combate con la adrenalina disparada. Es el grupo recreacionista oscense PRIMERA LÍNEA quien llena estos primeros compases de la visita.
Tras ello, los visitantes son trasladados a la zona de las cuevas; allí, tras las explicaciones dadas por miembros de la organización, asistirán a teatralizaciones referidas a sanidad militar. Recreacionistas de la XV Brigada impresionantes en el realismo inherente a su intervención.
Y, terminadas las visitas, llega la recreación del combate. Unos grupos aislados de brigadistas defendiéndose como pueden de un ataque coordinado de tropas sublevadas y de un contingente moro. El final, el ya conocido: rendición de los brigadistas y ejecución de los mismos (la manera "delicada" en que se trata este instante narrativo provocará interesantes debates posteriores).
Llega el instante de los saludos que no han podido ser hasta ese momento, de las charlas que se han dejado para la sobremesa, de las confidencias personales... Y llega el momento de la despedida hasta que la familia recreacionista vuelva a reunirse. En Flix, en unas semanas.
Puedes ver todas las fotos de la recreación AQUÍ
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