Nevaba. Hacía frío. Y ya todo había terminado (?).
La monarquía de Alfonso XIII había dado sus últimos estertores asesinos, aún sin barruntar su final próximo. Los capitanes eran ya parte de la historia y protagonistas de la leyenda.
Como todos los años, en esta fecha de diciembre, nos concentramos una parte de los/as irreductibles para recordar un episodio, como tantos otros en la historia de este país, que relata esperanzas truncadas, deseos de libertad y bienestar y pechos desnudos ante pelotones armados.
Como todos los años, desde que este memorial existe, lo hacemos en el sobrio conjunto monumental, instado por el CRMAHU y costeado por suscripción popular, sito en la base del parque "Mártires de la Libertad", a escasos metros del lugar donde ambos capitanes fueron asesinados en el postrero acto de una monarquía que precisó de una guerra y una larguísima dictadura militar para ser restaurada.
Como todos los años, los vivas a los capitanes y a las repúblicas (la que trajo su sacrificio y la que traerá nuestro esfuerzo cotidiano) sonarán en esta zona de la ciudad. Y ahogarán los oportunistas e ignorantes vivas a la constitución (referidos a la del 78), el texto tan insistentemente loado desde los partidos políticos sistémicos, que se han sometido a los encantos de la "nobleza y grandeza" de España, encarnados por quienes ya sabemos.
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