Todo ello en la jornada republicana de Huesca del miércoles 12 de Abril.
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Se llamaba (se llama aún, gracias a la memoria) Maravillas Lamberto.Un niña apenas llegada a la pubertad. Una hija que acudió al lugar de retención de su padre para llevarle algo de comida. No se quiso separar de él. Y allí fue reiteradamente violada.
Horas más tarde era paseada junto a su padre no sin antes volver a pasar por el suplicio de la violación. Los detentadores de los valores de esa España a la que volvían amaneceres imperiales enterraron a su padre; a ella no. Al menos hasta unos días más tarde y semidevorada por perros asilvestrados.
José Ramón Urtasun presenta la escena (no he podido encontrar una imágen con resolución adecuada de la misma) con unas botas miitares en primer plano, alejándose del cadáver de una niña semidesnuda que comienza a ser acosada por el hambre de dos perros. Imposible contener una exclamación de desprecio ante la desgarradora imagen.
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