Lo que antaño se denominara Cementerio Civil (en la época en la había muertos de primera y segunda, según su adscripción religiosa) luce espléndido esta tarde. A ello contribuye tanto el excelente trabajo de los operarios municipales que han pintado de blanco las paredes interiores y han adecentado escrupulosamente el recinto como el colorido de la media docena de banderas tricolores que engalanan la pared que acoge la placa recuerdo a Manolo Benito, compañero y amigo de cuyo fallecimiento se cumplen cuatro años en estas fechas.
En la más estricta intimidad en esta ocasión, sin hacerlo saber a casi nadie, la treintena de personas que nos congregamos hoy escuchamos a todo aquel que desea decir algo y, acompañados de una botella de cava y unas almendras, brindamos por nuestro compañero y por sus ideales republicanos, que son los nuestros.
Si Manolo siempre presente en cualquier acto que reivindica la libertad y la justicia en esta Huesca. No pasa vez que vaya al cementerio en la que no visite su lugar de reposo y recuerdo.
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