Cada 11 de Febrero, fecha de la proclamación de la I República, un grupo de gentes republicanas desafía la intemperie gélida para acercarse al monolito, erigido a finales del siglo XIX por suscripción popular, que recuerda la gesta de unos hombres valientes y nobles cuyo último error fue confiar en la palabra de un general monárquico.
Cada 11 de Febrero se repite un mismo ritual. Saludos siempre efusivos y nada protocolarios, unas intervenciones al pie del monolito, en ocasiones algún poema y unas notas musicales, una sentida ofrenda floral y (¡no puede ser de otro modo!) un largo rato de charleta en algún bar cercano, que tampoco es cosa de desafiar en exceso a los últimos virus invernales.
Un pequeño ceremonial sin protocolo que sirve para cumplir nuevamente con uno de los objetivos fundacionales del CRMAHU: mantener viva la llama, ocuparse de que jamás el olvido vuelva a empujar las tinieblas hacia nuestra memoria colectiva.
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