De la historia del maestro José Arregui, de su juventud en el momento de su fusilamiento y de su peripecia vital y familiar (era viudo y dos veces padre) supo la ciudad de Huesca por El Diario del AltoAragón. Concretamente el cuatro de noviembre del 2007, en artículo firmado por la periodista Jara Arnal.
En dicho artículo, su hija, Katiuska Mari Luz Arregui, narraba las vicisitudes sorteadas en el empeño de encontrar a su padre y Antonio Ubieto (de la Agrupación de familiares de fusilados el 24 de mayo de 1936) tenía también su espacio para indicar el estado en el que se encontraba el levantamiento de fosas y las prespectivas que había.
Menos de cuatro años después los tres protagonistas de dicho artículo se reencuentran en el cementerio de Huesca para inhumar dignamente a uno de ellos. Concretamente, los restos de José Arregui, persona que fue objeto, junto a sus compañeros de saca fusilados y enterrados en una fosa común, de un homenaje en el día de ayer en la localidad de Ayerbe.
En breve alocución, Katiuska Mari Luz, narra una vida marcada por la ausencia del padre, ausencia vergonzante en la España de la época, con la sensación de ser hija de “malo”, con represalias académicas , con el secuestro de su primer nombre por sospechoso… Y con la huida de su domicilio como única posibilidad de llevar una vida normalizada.
Exultante de felicidad por haber conseguido encontrar e inhumar junto a sus seres queridos a su padre y absolutamente embargada de emoción, Katiuska agradece en la persona de Antonio Ubieto a las decenas de personas que la acompañan hoy con proximidad y afecto.
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