Esta historia comienza mucho tiempo atrás.
Concretamente el 1 de febrero de 1937, fecha en la que son asesinados y traslados por la ambulancia 24 de Cruz Roja al cementerio Mártires donde son arrojados en fosa común.
Y esta historia finaliza hoy, el día en el que tras identificaciones previas y siguiendo las instrucciones legales, estas personas vuelven a ser inhumadas en el mismo lugar en el que se las enterró inicialmente (al no haber familiares que reclamen sus restos). Eso sí, con la dignidad y el respeto que merecen.
Estos son sus nombres:
- Andrés Olivar Pardo. Tipógrafo. 44 años. Casado y con siete hijos.
- David Castillo Valdés. Ferroviario. 47 años.
- Ángel Lanao Sanvicente. Jornalero. 28 años. Soltero.
Fuente: "Nunca hemos oído pedir perdón", de Antonio Moliner.
ISBN: 978-84-617-5147-1
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