Es la primera reflexión que escribo desde que el pasado fin de semana, los días 12, 13 y 14 de diciembre, se inaugurara el Parque Mártires de la Libertad en el remozado y dignificado cerro de las mártires de Huesca. Un proyecto municipal que, además de con el decidido impulso del Círculo Republicano Manolín Abad, ha contado con el consenso del ayuntamiento de Huesca en pleno, representado por su Junta de Portavoces, (plan Urban mediante) y de las asociaciones de vecinos, sindicatos y partidos políticos de la ciudad . Un amplio consenso ciudadano.
Quiero hacer hincapié en este consenso por lo que supone de soterrado trabajo de años en pro de la conclusión del proyecto final del Parque sin traumas ni prejuicios que dificultaran la ya de por sí delicada cuestión de fondo: el reconocimiento de la ciudad a la memoria de los, al menos, 545 ciudadanos asesinados en Huesca por el franquismo, entre julio de 1936 y enero de 1945.
Pero, al mismo tiempo, quiero señalar que la intención de este Memorial recién inaugurado no es la conclusión a un proyecto cerrado, ni es sólo una zona verde, otro pulmón más, sino un primer paso que sirva para compensar la manipulación histórica y la desmemoria institucional que algunos se empeñan en mantener después de más de 80 años. Es, más que un parque, un conjunto
monumental dedicado a la memoria y el recuerdo pero con la vista puesta en el futuro, en el convencimiento de que sólo así, recordando lo que pasó, las generaciones que nos sigan no lo repetirán.
Hasta la fecha, muchas han sido las manifestaciones, públicas y privadas, de agradecimiento por el trabajo de estos años, a la luz de un más que digno Memorial integrado perfectamente en un parque, que viene a sustituir a una de las zonas, hasta hace poco tiempo, más degradadas de Huesca.
Y aquí es donde, de nuevo, hay que unificar criterios y objetivos, haciendo que los distintos objetivos e intereses divergentes a priori confluyan en un proyecto con un gran respeto mutuo hacia la parte lúdica y la memorialista del proyecto.
El barrio del Perpetuo Socorro, por medio de su asociación, hace ya mucho tiempo que reivindicaba el adecentamiento de esta zona de parte de su barrio, incluso con plantaciones populares de pinos que, desde sus modestas posibilidades y participación, ya iban marcando la tendencia.
Desde el Círculo Republicano Manolín Abad recogimos el testigo y lo llenamos, además, del sentido de memoria que creíamos debería tener ese cerro de tan amargos recuerdos de nuestra historia local reciente. Esperamos que el resultado final de este ansiado proyecto haya satisfecho a la mayoría de los oscenses, además de a las familias de los homenajeados en el Memorial.
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