ESCRIBO tras haberse celebrado el homenaje a las 545 personas fusiladas en esta ciudad entre 1936 y 1945. Un homenaje cargado de emoción y de significado.
En primer lugar, hay que felicitar al Círculo Republicano y a CNT. Sin su tesón y perseverancia por sacar adelante este proyecto, dudo que hubiéramos podido tener, al menos en el corto plazo, un espacio de memoria como éste, que tantas cosas significa y simboliza.
Hay que felicitar a todas las personas que han investigado, recuperando datos, nombres, hechos. A quien ha materializado -el arquitecto municipal Pedro Lafuente- en este cerro los sentimientos que envuelven un espacio de memoria. A quien ha dado forma a un parque al que va a apetecer ir para disfrutarlo -el técnico de medio ambiente Fran Bergua. En el seno del Ayuntamiento no siempre ha sido fácil alcanzar consensos, pero, a diferencia de otras etapas, ha existido la disposición necesaria para reconocer la necesidad de sustituir el olvido por memoria y para que, al fin, este espacio de historia, de reconocimiento a las víctimas del franquismo, sea de la ciudad, colectivo, de todos los vecinos y vecinas oscenses.
Hoy ha sido un día en el que se entremezclan las emociones.
Un día para estar alegres, porque hoy, con este monumento se hace un reconocimiento a unas personas que defendieron la libertad y la justicia social, y eso sigue sin ser fácil en un país, y también en una ciudad, que se han negado a sí mismos su verdadera historia reciente. Este monumento, este espacio, nos habla de un momento histórico en el que hubo búsqueda de libertad y justicia social, hubo esperanza y hubo quienes las defendieron con su vida.
Pero este espacio habla también de que hubo una manera brutal y criminal de aplastar esa esperanza, que truncó la vida de miles de personas y de miles de familias y que consiguió imponer durante décadas el miedo y la miseria. Y eso nos sigue desgarrando por dentro, y ese dolor por esas vidas truncadas, por esa crueldad y por esas ilusiones aplastadas, nos acompañará siempre. Hoy, es la dictadura del capital la que expande el miedo y la miseria. Y hoy recibimos de estas 545 personas y de todas aquellas que sufrieron la persecución, la cárcel y el exilio, el legado de seguir defendiendo, cada uno y cada una, en lo cotidiano, en nuestro ámbito, en nuestro espacio, la libertad, la igualdad y la fraternidad. Por eso, no lo miraremos como un monumento funerario, no como un espacio de muerte y pasado, sino como un espacio de memoria que hace vida y futuro.
Quedan muchas cosas pendientes, mucho que hacer en materia de memoria histórica, en esta ciudad y en este país. Un país en el que hay partidos que se llaman a sí mismos democráticos, pero que no han decidido todavía condenar el franquismo. Queda pendiente una ley de memoria histórica por la que el Estado asuma la responsabilidad de esclarecer esos crímenes y de recuperar los restos de aquellas personas que quedaron en fosas y cunetas. Una ciudad en cuyo callejero todavía existen numerosas referencias franquistas, y en la que, como en todas, queda por romper ese vínculo entre Iglesia y Estado, que es el heredero del nacional-catolicismo del franquismo.
Todo eso queda por hacer, pero también es cierto que hoy, esta ciudad es algo mejor, porque es una ciudad que se mira un poco más clara, se mira más limpia en el espejo de la historia.
Pilar NOVALES ESTALLO Portavoz del Grupo Municipal de Izquierda Unida
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jueves, 18 de diciembre de 2014
Mártires de la Libertad. Artículo de opinión, Diario del AltoAragón 18.12.2014
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