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Bienvenidos/as al blog del CRMAHU .- Círculo Republicano "Manolín Abad" de HUESCA

miércoles, 26 de marzo de 2014

Ladran, luego cabalgamos . 22 M


La manipulación mediática se hace presente cada vez que alguien pone en tela de juicio la actuación del Gobierno. Si ese alguien es alrededor de un millón de personas (estuve allí, no me lo han contado) llegados de toda España, que no están en la nómina ni en la influencia de partidos o sindicatos mayoritarios, además de patente, es vergonzosa. Desde que las distintas columnas (seis creo) comenzaran su acercamiento al centro de Madrid hacia la una de la tarde, un helicóptero (al menos uno) estuvo sobrevolando nuestras cabezas. Desconozco si era de algún medio de comunicación o de las fuerzas de seguridad, pero lo seguro es que llevaba una o varias cámaras desde las que se podían hacer fotografías y cuantificar la asistencia con cierta fidelidad.

No voy a ser tan parcial como los convocantes, que cifraron la asistencia en más de dos millones de personas, pero lo cierto es que desde las 30.000 de EL PAÍS, pasando por las 300.000 gubernamentales hasta esa cifra primera, hay una gran franja cuantificable con cierta fidelidad.

Pero eso no interesa. Ni los miles de lemas de las pancartas y carteles exhibidos, ni las consignas coreadas por los participantes de las marchas, saludadas y aplaudidas por la gente a su paso, ni las miles de banderas republicanas ondeando (a lo largo y ancho de la calle de Alcalá que nosotros recorrimos eran incontables), ni la impecable organización y servicio de orden que no generó problema alguno. Sólo, perdón, SOLO importaban los actos de violencia que al final de la gran manifestación sucedieron por los alrededores de la todavía inconclusa y pacífica convocatoria. Con ello abrían todos los informativos del día. Ni las llamadas de atención desde la megafonía de la organización contuvieron la medida actuación policial que no esperó ni a que
se desalojara la zona de manifestantes. Algunos policías de paisano, fueron identificados como instigadores de la violencia contra sus propios compañeros, el mobiliario urbano y alguna entidad bancaria. Al menos dos tuvieron que ser rescatados por sus compañeros (benditos móviles y redes sociales). Pero SÓLO aparecen los heridos de uniforme. Un uniforme, por cierto, de servicios especiales de policía antidisturbios, que parecían de "Robocop". 

Docenas de furgones apostados en todas las bocacalles del Paseo de Castellana que recorría la convocatoria hasta la plaza de Colón y que según cifras oficiales superaban los 1.800 policías nacionales.
Supongo que sin contar a la policía de información, de paisano. Además, evidentemente, de la policía local.
El que alrededor de un millón de voces disonantes con la actuación del Gobierno, contra la precariedad y la reforma laboral, contra los deshaucios y POR la DIGNIDAD como ser humano, se costeasen su viaje hasta Madrid, apoyando las marchas a pie, para manifestar su derecho de opinión, carece de interés informativo. Según fuentes oficiales del Gobierno, radicales de extrema izquierda, grupos extraparlamentarios y antisistema, que fueron los
convocantes, SÓLO merecen indiferencia y marginación, cuando no la tergiversación y manipulación intencionada de los hechos. Más aún cuando se confirma, por los mismos agentes, la falta de una directriz clara y la desorganización desde el cuadro de mandos, a los que les piden su dimisión por su irregular actuación y falta de coordinación.

No quiero en absoluto con esto defender a los violentos, pero creo que, sin duda, no toda la violencia la provocan los manifestantes. Al menos en estas grandes manifestaciones cada vez es más evidente y denunciada la provocación institucional. Igual que nos han machacado con las cabezas abiertas de los policías (dos) existen documentos, menos difundidos por los medios de comunicación pero que recorren las redes sociales, de la inoportunidad y contundencia de las cargas policiales, antes incluso de finalizar la concentración y desde luego sin dar tiempo a un desalojo pacífico y ordenado.

Así se escribe la historia, siempre interpretada por los que controlan la información. ¡Qué poco hemos avanzado! O mejor, ¡cuánto hemos retrocedido! Si Franco resucitara en estos tiempos creería que se acababa de levantar de la siesta.

Carlos Escartín Otín
Huesca 24 de marzo de 2014

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