Salvador Trallero, Miguel Lobera y Eugenio Monesma
En la mesa de los presentadores del acto, mesa ornada en su frontal por una tricolor, tres referentes de la cultura aragonesa. Por una parte Salvador Trallero, editor y escritor cuya actividad ha `colocado Sariñena como un punto cultural de primer orden en nuestra geografía cercana; a su lado Miguel Lobera, autor del documental que hoy se proyecta y de otro de regusto difícilmente igualable ("Los Capitanes del frío"); y, finalmente, Eugenio Monesma hombre que no necesita ninguna presentación en el mundo audiovisual.Alrededor de setenta personas esperan sus intervenciones.
Les precede brevemente en el turno de palabra Carlos Escartín, pte. CR HU, para indicar simplemente que éste es el primer acto público del Círculo Republicano y que no puede hacerse sin tener un emotivo recuerdo para Mariano Viñuales, recientemente fallecido.
Antes de la proyección, Eugenio Monesma habla desde el punto de vista más técnico de la impresión producida por el film. Destaca la importancia de diferentes aspectos como son la cuidada iluminación en las entrevistas buscando, casi al modo pictórico, que ésta se centre en el sujeto y en nada de lo que pueda rodearle. Elogia la fortuna de haber podido contar con veteranos del momento, entre los cuales se encuentra un piloto y un mecánico de los aparatos que volaron desde Sariñena. Califica de acierto de combinar una voz en off con la presencia física de una periodista de intervenciones medidas y oportunas. Menciona la importancia de contar con abundante material gráfico y audiovisual. Y, finalmente, elogia la utilización de imágenes virtuales cuando corresponde.
Comienza la proyección.
De 45 minutos de aerodisfrute la ha calificado previamente Trallero. Y no se equivoca. ¿Por qué se llaman Alas Rojas? ¿Por qué no explotaron las bombas del Pilar? ¿Fabricamos bombas o milagros? ¿Que es eso de la caza nocturna? ¿82 muertos en dos años de bombardeo republicano sobre Huesca y más de 400 en una sóla jornada de bombardeo fascista en Barbastro?
45 minutos que pasan en un suspiro. 45 minutos que son un recuerdo épico a la aviación republicana y las gentes que desde un pequeño aeródromo en Sariñena trataron de frenar la hegemonía fascista en el aire.
Tras finalizar el mediometraje, el diálogo adquiere tintes elogiosos acerca de su factura y narrativa. Miguel Lobera admite que ha tratado de hacer un documental que, además de rigor contara con atractivo para todo tipo de público. Comenta que aún hay mucho que trillar, en referencia a los bombardeos sobre posiciones civiles en Barbastro y Sariñena.
Finaliza el diálogo el siempre comprometido Trallero cuando incide en que el aeródromo de Sariñena es el único que aún se conserva de la época de la guerra del 36. Se lamenta de la nula voluntad política de sacarlo adelante a pesar de lo que su restauración y adecuación puede suponer como reclamo turístico de primer orden. Y, paradójicamente, se alegra que en su pista fuese soporte de naves ganaderas que han impedido, así, que fuese arado todo el terreno como ha pasado con otras pistas.
Y se congratula en que todo lo que hacemos deja huella. Para ejemplificarlo se refiere al diferente trato que, a consecuencia de sus investigaciones y la publicación del libro de título casi homólogo al del film hoy proyectado, ha sufrido la bandera de Alas Rojas que se conserva en el Museo del Ejército del Aire: de estar arrinconada en un cajón a ser expuesta dignamente en una vitrina para contemplación de los visitantes.
Comienza la proyección.
De 45 minutos de aerodisfrute la ha calificado previamente Trallero. Y no se equivoca. ¿Por qué se llaman Alas Rojas? ¿Por qué no explotaron las bombas del Pilar? ¿Fabricamos bombas o milagros? ¿Que es eso de la caza nocturna? ¿82 muertos en dos años de bombardeo republicano sobre Huesca y más de 400 en una sóla jornada de bombardeo fascista en Barbastro?
45 minutos que pasan en un suspiro. 45 minutos que son un recuerdo épico a la aviación republicana y las gentes que desde un pequeño aeródromo en Sariñena trataron de frenar la hegemonía fascista en el aire.
Tras finalizar el mediometraje, el diálogo adquiere tintes elogiosos acerca de su factura y narrativa. Miguel Lobera admite que ha tratado de hacer un documental que, además de rigor contara con atractivo para todo tipo de público. Comenta que aún hay mucho que trillar, en referencia a los bombardeos sobre posiciones civiles en Barbastro y Sariñena.
Finaliza el diálogo el siempre comprometido Trallero cuando incide en que el aeródromo de Sariñena es el único que aún se conserva de la época de la guerra del 36. Se lamenta de la nula voluntad política de sacarlo adelante a pesar de lo que su restauración y adecuación puede suponer como reclamo turístico de primer orden. Y, paradójicamente, se alegra que en su pista fuese soporte de naves ganaderas que han impedido, así, que fuese arado todo el terreno como ha pasado con otras pistas.
Y se congratula en que todo lo que hacemos deja huella. Para ejemplificarlo se refiere al diferente trato que, a consecuencia de sus investigaciones y la publicación del libro de título casi homólogo al del film hoy proyectado, ha sufrido la bandera de Alas Rojas que se conserva en el Museo del Ejército del Aire: de estar arrinconada en un cajón a ser expuesta dignamente en una vitrina para contemplación de los visitantes.
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